Según Carina Perticone, semióloga especializada en alimentación y cultura, en buenos Aires se comía carne de vaca y cordero, que se podía comprar en el mercado de lo que hoy sería Plaza de Mayo, en la Ciudad de Buenos Aires.
También se comía mucho pescado de río, como el surubí, el dorado y el pejerrey. Estos eran conocidos como "platos de mesa", además de la sopa de arroz, fideos, puchero, el famoso locro, diversos guiso, estofado y más...
Otra comida típica de la época era la carbonada, de origen belga, que se trata de un guiso de carne realizado dentro de un gran zapallo, al que se le agrega maíz. El Bélgica lleva cebolla y cerveza.
La comida de calle, como las empanadas, y la de mesa no tenían nada que ver con las clases sociales, sino con las circunstancias. ¿Cómo? La empanada era algo que se comía al paso y se podía comprar en la calle.
Los vendedores ambulantes ofrecían también pastelería: mazamorra, bocaditos de batata, arroz con leche y las llamadas tortas o "bollitos dulces", que eran unas masas consumidas por las distintas clases sociales, ya que las seños también compraban cuando salían de alguna misa.
Dato curioso: el pavo era un plato de lujo y en las reuniones de clase alta se acostumbraba a servir hasta siete platos de comida.
Fuente: Diario La Nacion e Infobae
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